lunes, 7 de julio de 2014

EL DRAMATURGO JOSÉ MARTÍNEZ QUEIROLO Y SU OBRA " GOTERAS"





















La obra Goteras también presenta rasgos que hay que considerar dentro del análisis. La obra en sí recalca la relación de una pareja la cual al principio refleja la falta de contacto que se tienen mutuamente y es fácil de confundir que tipo de relación ocurre entre ambos personajes: Luciana y Jorge. Tras unas pautas se puede incurrir que Jorge no posee ningún tipo de relación formal con Luciana y permanece en un constante apuro con irse, el tema de discusión recae tanto en que Jorge debe terminar de egresar como ingeniero y debe estar simplemente atento con ello.
Luciana: (Tomándolo de los hombros). ¡Tu vas a graduarte, Jorge! ¡No permitas que nada ni nadie se interponga!... ¡Hemos soñado tanto con ese día! Tantos años de lucha, de constante y esforzada lucha –de la escuela al colegio, del colegio a la universidad-, culminados en un día triunfal… ¡Ingeniero! ¡Ingeniero a los veinticuatro año y con el mundo a tus pies!.. ¡Oh, Jorge! ¡Prométeme que no cometerás ninguna locura antes de ese día!... Casarte, por ejemplo…
Jorge: (Alarmado). ¡Pero, Luciana! ¡Yo!...
Luciana: ¡Los estudiantes que se casan adquieren obligaciones antes de tiempo, y por eso ni llegan a graduarse nunca!
La forma en cómo lo trata Luciana a Jorge al principio no se sospecha en lo absoluto que ellos son amantes, que existe una tercera persona que está a la mitad de la relación entre ellos y que luego queda presente la aparición de esta tercera persona la cual quiere estar con Jorge. Decidido está Jorge para marcharse y dejar su pasado junto con Luciana atrás.
Hay que volver a plantear el hecho de por qué el título Goteras, en ello aparece dentro de los elementos de la obra justamente una gotera la cual tiene una dualidad en la representación que conforma tanto un pasado añorado y al mismo tiempo un desatino trágico y que representa simbólicamente importancia de parte de Luciana hacia ésta.
Demostrando el lado positivo de la gotera que le hace compañía a Luciana:
 ¡Qué linda es mi gotera! ¡Qué sonora! ¡Qué cristalina es!... Parece un reloj de agua, musical y exacto… El otro día, la encargada hizo subir a un hombre al techo, para que tapara las goteras. El hombre permaneció todo el día sobre el techo, tapando goteras… Lo sentía ir y venir, sobre mi cabeza… Las vecinas hicieron tapar las suyas… todas menos yo… ¡Me hace falta, que no me he atrevido a denunciarla! Es mi compañera, ¿sabes? Cuando llevas muchos días sin venir y la soledad se me hace insoportable, me gusta verla caer aquí en el centro de mi cuarto y sentar, para escuchar lo que me dice… ¡Oh, porque me dice tantas cosas!
Y el lado negativo que la lleva hasta el borde del desespero y la locura en donde ya nada tiene importancia y lo que representó alguna vez esa gotera ahora resulta ser un factor incómodo para ella, pues ahora será un recordatorio de que Jorge la ha abandonado por aquella tercera persona, Toya:
(Las gotas continúan cayendo. Luciana escucha con atención y luego empieza a repetir a dúo con la gotera).
¡To-ya!¡To-ya!¡To-ya!
(A la gotera).
¡¿Qué estás haciendo allí!?... ¡To-ya!¡To-ya!¡To-ya!
¡¿Tú también me traicionas!?... ¿Vas a estar repitiendo ese nombre odiado?...
(Escucha otra vez). ¡Oh, pero será posible!¡Ese nombre ha envenenado el agua!


¡Por el amor de Dios!... ¡Tapad esa gotera! ¡Tapad esa gotera!
(En el ruido de un torrencial aguacero, se pierden sus últimas palabras)

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